EL ARREPENTIMIENTO Y LA CONVERSIÓN
Hch. 26:20
La doctrina del arrepentimiento constituye uno de los rudimentos
escriturales (He. 6:1). El arrepentimiento fue una experiencia de la nación de
Nínive (Jonás 3:5,8) acompañada de acciones externas, hoy en día, el Espíritu
Santo nos conduce a esta experiencia de manera personal tanto al inicio como
en el desarrollo de la vida cristiana.
IMPORTANCIA DEL ARREPENTIMIENTO:
Si Jehová cambió de parecer por la actitud de Nínive, el Padre del hijo
pródigo lo perdonó e hizo fiesta y si en el cielo mismo hay gozo por un
pecador que se arrepiente, entendemos entonces, que es necesario tener esta
experiencia (Lc. 15:7). Jesús mismo proclamó que los hombres se arrepintieran
(Mr. 1:15), delegó a sus discípulos a predicarlo (Luc. 24:47). La Iglesia del
principio incluía dentro de su mensaje esta experiencia (Hch. 2:37, 3:19, 20:21).
El apóstol Pablo predicaba la necesidad del arrepentimiento (Hch. 26:20; Ro.
2:4). El apóstol Pedro nos dice que Dios desea que nadie perezca sino que
todos procedan al arrepentimiento (2 P. 3:9). Cuando hay arrepentimiento es
fácil solucionar las diferencias o los problemas de cualquier índole. El
arrepentimiento abre una ventana de oportunidades para quien desee ser
restaurado (Jl. 2:14).
EN QUE CONSISTE Y COMO SE DA EL ARREPENTIMIENTO:
El apóstol Pablo en la segunda carta a la iglesia de Corinto explica que el
arrepentimiento que conoce el mundo, ocasiona tristeza, acusación, pesar y
finalmente muerte (2 Co. 7:5-10). Esta fue la experiencia de Cain, Acán y Judas.
El arrepentimiento que es provocado por Dios no es más que el Espíritu Santo
conduciéndonos al mismo, con la gran diferencia que no deja pesar sino que
nos conduce a la libertad, gozo y vida abundante. El arrepentimiento lo motiva
Dios mismo. Es el Espíritu Santo desde fuera de la persona que convence y
muestra nuestra condición. Esta fue la sorpresa que se llevaron los primeros
cristianos judíos, que Dios concedió también a los gentiles esta bendición (Hch.
11:18). La palabra que utiliza el griego para definir arrepentimiento es
Metanoeo, palabra compuesta que significa después, percibir y mente; de lo que
deducimos que es un cambio de mente o de propósito. Cuando se habla del
hijo pródigo se dice: “Volviendo en sí, dijo: he pecado contra el cielo y contra
ti” Antes no se daba cuenta de su condición, pero llega el momento cuando el Espíritu utiliza las circunstancias y la Palabra para producir el arrepentimiento
(Jn. 16:8). Después de confesar este joven su pecado, disfrutó las bendiciones
de la casa del Padre como nunca antes. Podemos decir que el arrepentimiento
es una puerta de bendición (Hch. 11:18). El Señor escribiendo a 5 iglesias de las
7 que narra el capítulo 2 y 3 de Apocalipsis, les demanda arrepentirse. El
arrepentimiento debe ser una práctica no sólo para salvación, sino también, en
el desarrollo de la nueva vida. Tal es el caso de Simón el mago a quien le piden
que se arrepienta (Hch. 8:22). El apóstol Pablo le indica a Timoteo la manera
de corregir a quienes se oponen por si Dios les da la oportunidad de
arrepentirse y así escapar del lazo del diablo (2 Ti. 2:24-26). Para alcanzar el
oportuno socorro es condición, haber tenido un arrepentimiento y no un
remordimiento. Después de experimentar el nuevo nacimiento el Espíritu
Santo trabaja desde adentro del individuo. En el cristiano que ofende o comete
pecado, el Espíritu Santo se encarga de redargüirlo hasta que solvente su
situación confesando, pidiendo perdón o bien, perdonando. Redargüir es
convencer, reprender, reconvenir.
LA CONVERSIÓN:
Del griego Epistrophe que significa un giro. Palabra que implica un
volverse de y un volverse hacia. Esto significa que antes caminábamos en una
dirección, según nosotros el camino correcto y no sabíamos que el final es
muerte (Pr. 14:12). Si hablamos que experimentamos la conversión quiere decir,
que dejamos de caminar en esa dirección y nos encaminamos en sentido
contrario. El apóstol Pablo es claro ejemplo, en un tiempo perseguía a los
cristianos creyendo que de esa manera agradaba a Dios, tiene un encuentro
personal con Jesús y se vuelve de esa conducta y se convierte en un predicador
y maestro de los gentiles (Gal. 1:13,14). Los apóstoles se regocijaron de que los
gentiles aceptaban el mensaje. Resulta que por causa del Señor fueron
perseguidos y El mismo utilizó esto para que en las regiones a donde llegaban
predicaran y muchos se convertían (Hch. 11:20). El apóstol Pablo habla de la
conversión de los hermanos de Tesalónica, quienes dejaron la idolatría y se
volvieron a Dios (1 Ts. 1:9). La palabra es clara al decirnos que nos
arrepintamos y convirtamos para que sean borrados nuestros pecados (Hch.
3:19). El arrepentimiento y la conversión pueden ser un acto así como también,
un proceso en el cual vamos como la luz de la aurora de aumento en aumento
hasta que el día sea perfecto (Pr. 4:18). CONCLUSIONES:
• La persona que encubre su pecado no prosperará, pero el que lo confiesa
y se aparta alcanza misericordia (Pr. 28:13).
• Mientras nos justifiquemos no llega el arrepentimiento. Hay esperanza
para el que reconoce estar mal, no así para el que se cree justo.
• El arrepentimiento es un acto y un proceso, el acto desencadena el
proceso.
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